Cruzo la puerta.
Esa puerta.
Es translúcida y luminosa.
Sólo puede hacerme bien.
Sólo me hace bien.
Aún así hay dolor.
Dentro y a oscuras.
A ambos lados de la puerta hay dolor.
No quiero cerrarla, no voy a cerrarla.
Pero cómo llevarla cuestas?
No temo a su dolor, me es un viejo conocido.
Pero, y este terremoto? Cómo se detiene?
La razón intenta pisotear mis miedos.
Hoy.
Estoy.
Implosiva.