lunes, 12 de mayo de 2008

Mis accidentes

Al llegar a la adultez casi todo el mundo puede contar batallitas y bochornosas anécdotas, quebraduras, operaciones, enfermedades, etc...
De bochornos y batallitas hablaré en otro momento. Y de enfermedades... por suerte siempre he gozado de buena salud.
Voy a hablar de mis accidentes.
Gracias a ellos he llegado a ser conocida entre amigos y familiares como el "peligro humano".
Accidente uno de esta saga:
Enero de 2002. Trabajando en un bar de Nou Barris, mientras hacía un suculento bocata de fuet y pa amb tomàquet, corto con la máquina, loncha, loncha, loncha, y tapa de dedo índice derecho.
Pensé que era una tontería, me vendé el dedo y seguí con el bocata. Al salir al mostrador casi se desmaya una clienta por ver la chorrera que emitía mi dedo. Me llevaron a urgencias y me quemaron la punta del dedo con nitrato de plata. Los días siguientes, además de llevar el dedo achicharrado, tuve que llevar un "condón" de dedos, inspirando las bromas más fáciles imaginables.
Nota: en Rambo se ve guay, pero que te quemen el dedo, jode mucho.
Accidente dos:
Enero de 2006. Reunión en Lapsus. Estoy sentada en una modernísima silla IKEA, hago un movimiento para acercarme a la mesa,  mi dedo meñique de la mano derecha queda atrapado y en un segundo siento una ligera presión. Lo acerco a mis ojos, y que veo? mi dedo explotado. Sí, había explotado, como si alguien le hubiera puesto una pequeña bomba.
Nadie a mi alrededor daba crédito de lo sucedido. Hasta en el hospital fliparon. Ocho minipuntos y unas cuantas semanas de vendajes hicieron que volviera casi a su estado natural.
Nota: cuando en los dibujos animados, ilustran los dedos golpeados, rojos y latentes... nada más cierto!!!
Accidente tres:
Abril de 2006. En una de mis poco frecuentes visitas al gimnasio. En la zona de "belleza absoluta" (sauna, jacuzzi, masajes, cama solar...) me desmayo y me rompo la nariz en mil pedacitos. La primera escayola de mi vida, derecho a la nariz.
Dolor? ninguno, pero si mucha impresión cuando el médico se subió a la camilla y me "juntó" la nariz con sus manos. Al quitármela, vio que una de mis fosas nasales estaba obstruida y por tanto al respirar, podía escucharse un agudo sonido de flauta. Primero pensé en sacarle partido y apuntarme a una orquesta y tocar en el Liceu, pero luego accedí a la propuesta del médico de operármela y dejarla en su sitio.
De la operación he de decir varias cosas: no me enteré de nada porque me durmieron muy-muy bien. Lo de las luces en el techo cuando te llevan en la camilla, mola un montón! Orinar en posición horizontal es humanamente imposible! Y despertarte rodeada de gente que te quiere aunque tengas la cara de un cuco, es genial.
Contando la actual, han pasado tres narices por mi cara. Sólo estoy a 362 del home del nassos.
Lo positivo de todo esto es que no me da miedo hacer puenting, paracaidismo, jumping, escalada, submarinismo, rafting, parapente, esquí acuático ni boxeo profesional. Sé que de esa manera no puede pasarme nada. 
Para romperme, me basto yo.