sábado, 6 de diciembre de 2008

No sé enfadarme

Desde que nacemos, aprendemos.
Aprendemos a hablar, a compartir, a amar, a pedir, a soñar.
A veces, desaprendemos.
Pero creo que si eso pasa, es porque tenemos una nueva oportunidad para una cognición diferente.
Y ahora, rozando los treinta, me toca reaprender a enfadarme.
De pequeña vivía de berrinche en berrinche. Una infancia llena de discusiones, gritos y violencia. Así que me cree una caparazón de no enojo, de síes a patadas, de noes forzados, aunque esto me pusiera en grandes aprietos.
Y hace un par de años, comencé (o mejor dicho, recomencé) a decir NO.
NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO
Al principio, flojo, casi un NI, casi un SO.
Finalmente: NO
Para quienes estaban acostumbrados a la Sol condescendiente, fue raro, como un pequeño sismo (aunque debería ser "nosmo" en este caso, no?)
Y me costó peleas y separaciones.
Aún sigo sin poder enojarme correctamente. Me cuesta tanto la idea de discutir, que me sale forzado y rígido, más duro de lo que siento.
He hecho daño, si querer, a quienes quiero. Lo siento.
Pido perdón de antemano, porque me costará unas cuantas rabietas más, encontrar la medida. Saber respirar, modular la voz, mirar a los ojos sin llorar, no enrojecerme.
Estoy trabajando en ello...