Si alguien quiere hacerme feliz como un crío, sólo ha de obsequiarme con algún dulce.
Y al igual que los críos, como chuches hasta que me duele la panza, luego me digo que no volveré a comer chuches... pero a la siguiente sesión de cine... otra vez!!
Ayer llegó Romi de Argentina y me trajo una caja de medallones de chocolate con menta (como los After Eigth, pero en versión argentina). Se me caían las lagrimitas de gusto...
Me puse a hacer pasteles con la esperanza de que el constante olor a chocolate en casa, me hiciera desistir de mi vicio... pero no hay manera...
Así que ya sabéis, si queréis ver a Sol con una sonrisa de oreja a oreja, sólo hace falta un trozo de dulzura.
Pd: que el chocolate sustituye el sexo, es totalmente mentira!! Compiten, eso sí...