Nos dejas sin tu voz,
sin gigantes ni recreos,
sin sol, espinas y deseos,
para tocar el cielo...
Mi desordenada habitación,
guarda melodías de ayer,
donde esas chicas, tal vez,
confundías con el sol.
Y hoy te dejas llevar,
en una décima de segundo,
como las olas del mar.
Te dejo mi adiós profundo,
ya no podemos jugar...
con tu guitarra y tu mundo.
martes, 12 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)