sábado, 31 de mayo de 2008

Bullying

Esta mañana fui a un encuentro de jóvenes que representaban obras de teatro sobre el tema del acoso escolar.
Uno de mis trabajos en Lapsus consiste en ver nuevas propuestas de espectáculos o talleres y valorar si se ajustan a nuestra línea (la sensibilización). Y cuando es así, los ofrecemos a las entidades con las que trabajamos desde hace años.
Es genial ir de aquí para allá viendo montajes, pero también he de decir que siempre te has de quedar hasta el final aunque tengas un ataque de bostezos con lo que estas viendo. O levantarte tempranito en fin de semana...
Lo de hoy era una muestra de unos talleres que realiza un grupo de teatro social, con el que trabajamos actualmente.
El Bullying o acoso escolar es un tema muy hablado actualmente, pero como muchas cosas, existe desde que se tiene memoria. Sólo que actualmente nos dedicamos a poner un nombre más moderno y ver como se puede solucionar ( moving, violencia de género, etc).
La obra comprendía varios sketches que ilustraban la situación de una adolescente en su instituto, y los insultos y maltratos que recibía por parte de sus compañeros. El pasatismo por parte de otros y la poca implicación de padres y profesores.
Al final de la representación se realizó un debate en el que se planteaban diferentes soluciones al problema, y se probaba la propuesta representando nuevamente el sketch con esta variante.
Nuestra sorpresa (para padres, alumnos, profesores y servidora) fue que la madre de la joven que representaba el papel de la acosada, nos comentó que no podía creer que su hija se hubiera animado a hacer dicho personaje, ya que había sufrido bullying en carne propia. Hasta habían tenido que mudarse de su casa de toda la vida. La emoción nos invadió a todos los presentes. No pudimos evitar las lágrimas, y sus compañeros, atónitos, tuvieron el buen instinto de correr a abrazarla.
Y fue en ese momento que recordé la primera vez que subí a un escenario hace casi 15 años. El profesor me preguntó por qué quería estudiar teatro y yo contesté: "para perder la vergüenza"; a lo que él me contestó: "esto es teatro, no terapia".
En ese momento tuve la sensación de que se equivocaba, y hoy, tengo la certeza.
Si a esta quinceañera le sirvió para revivir su experiencia y enseñar a sus compañeros que algo se podía hacer para evitar o resolver esa situación, bienvenida sea esa terapia.
Cualquier instrumento que pueda ayudarnos a quitarnos miedos o evitar situaciones terribles, es válido.
Cada vez que represento "La maté porque era mía, teatro-debate", tengo la sensación que algo estoy haciendo. Cada vez que miro a los niños a los ojos y les explico un cuento sobre convivencia intercultural, lo siento.
Por eso estoy en este mundo, nada fácil, pero al final, reconfortante.
Así que os recomiendo ver más teatro e ir menos al psicólogo o al tarotista.

Aún tengo la piel de gallina...

Increíble!!!

Os invito a disfrutar con el increíble Ennio Marchetto...