Por tanto hablaré de la música como un ansia.
Me he pasado la vida cantando: por la calle, en la ducha, mientras limpio o cocino, etc. y siempre como un perro...
Admiro terriblemente a las personas que no desafinan y a las que tocan uno o varios instrumentos.
Me encantaría tocar la guitarra y el piano. De momento mis incursiones musicales nos han pasado de la flauta dulce de plástico (la melos!) y la melódica (el feliz cumple y poco más). Espero ponerme pronto a tomar clases.
Y lo de cantar, igual. En alguno de mis espectáculos he de cantar, pero si tengo la suerte que sea con Joaco (el romántico empedernido que me acompaña en varios montajes), aprovecho para cantar bajito, así no se nota. Y cuanto me toca hacerlo sola, pongo caras muy graciosas, para que los niños se rían de mis muecas y no atiendan su dolor de oídos.
En fin, ahora tengo ganas de cantar y lo haré. Por suerte, kika no se queja y vosotros no me escucháis...
lalalalalalalalalalalal....