jueves, 1 de mayo de 2008

Rara rara rara


En el instituto (secundario)- al que en algún momento también le dedicare su espacio- teníamos la maravillosa costumbre de dibujar nuestras mesas y paredes. Y hasta inventábamos historias entre los de la mañana y la tarde. Yo, por supuesto iba a la tarde. Como muchos saben, soy una marmota.
Siempre he tenido fijación por los ojos, me producen una extraña atracción y curiosidad. Igualmente me pasa con las bocas, a veces me sorprendo mirando bocas porque sí, examinando los dientes, imitando sus movimientos.
Pues mi mesa estaba llena de ojos, pero no eran ojos en el aire o sujetos en un rostro, sino más bien plantas de ojos. Sí, ojos con sus tallos, sus hojas y sus raíces. Por qué? No lo sé, tal vez debería haber hecho caso de la inscripción de mi compañero matutino de mesa que en grandes letras negras me invitó a "visitar a un psicólogo"...